Estimados docentes: Tradicionalmente hemos aprendido que al momento de estudiar uno debe concentrarse, conservar la compostura, mantener la disciplina. Y nada más transgresor, desde ese punto de vista, que una sonora carcajada o una constante disipación de la atención producida por las bromas, las frases graciosas, las caras extrañas, los juegos. Sin embargo, hay una medida justa -y necesaria- en la cual el humor constituye una herramienta muy útil para fijar mejor los conocimientos.

Se sabe que un profesor divertido -no vulgar ni irrespetuoso- capta mucho mejor la atención de sus estudiantes y los hace disfrutar de cada clase. El ingenio para conectar situaciones graciosas con materias educativas suele ser mucho más efectivo que el seguir al pie de la letra una pauta curricular pero de manera pesada. Tampoco se debe exagerar ya que la línea entre lo divertido y lo poco serio puede sobrepasarse al más mínimo exceso. La inteligencia y el humor van de la mano, por eso se dice que la educación y la diversión son conceptos complementarios, no se oponen.

Otro aspecto importante sobre este tema es que el maestro que aspire a tener un buen desempeño en la escuela, será aquel que disfrute estar ahí dando clase, al punto que lo considere como una actividad divertida, que le haga sentir bien. De eso trata el link que encontrarás más abajo. Y tú ¿te diviertes en tu clase?, ¿se divierten tus alumnos? 

En la siguiente página web, una entrevista al experto Pablo Ferreiro, sobre la necesidad de que el docente se divierta enseñando:

EL LINK

https://www.elclubdeloslibrosperdidos.org/2018/05/un-profesor-lo-dice-claro-si-no-te.html

EL DATO

Cinco estrategias para enseñar y aprender de forma divertida:

Aprender junto con amigos: Casi todo en la vida se torna más divertido si lo haces con alguien más, el aprendizaje no es la excepción. Más personas es sinónimo de más opiniones y más energías, lo que sin duda contribuirá al proceso de aprendizaje. Además, en grupo es mucho más sencillo crear juegos, concursos, entre otros.

Crear un juego: Por ejemplo, una buena opción puede ser determinar un período de tiempo y luego tratar de sumar puntos por cada diferente tipo de progreso. Esto no sólo se aplica para un curso en la escuela, conducir un coche o aprender malabarismo, sino también para cualquier actividad o habilidad que pretendamos adquirir.

Añadir un elemento divertido: Una buena forma de convertir una actividad aburrida en algo más divertido es añadir un elemento que rompa con la rutina, como por ejemplo, escuchar música al mismo tiempo. Existen cientos de maneras de agregar algo divertido a tu rutina.

Cambiar el enfoque: Si no logras incluir ningún elemento divertido, puedes intentar encontrar algo divertido en lo que estás aprendiendo. La clave está en tratar de descubrir la parte divertida de la actividad, cuando lo logres no sólo podrás disfrutar más, sino también sacar más provecho de la misma.

Sonreír: Intenta sonreír mucho más, ahora en la medida que haces esto prueba sentirte triste. No es posible, ¿verdad? Así que cada vez que debas aprender algo nuevo intenta hacerlo siempre con una sonrisa, cuando termines te darás cuenta que ha sido mucho más divertido que de costumbre.

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  • La Educación y la Diversión, son conceptos
    complementarios, q’capta mejor la atención
    del estudiante y hace disfrutar de cada cla
    se por conectar situaciones graciosas con materias educativas, es más efectivo, sin
    exagerar, contribuirá al aprendizaje y habili
    dades, q’deseamos adquirir, tener provecho
    e intentar siempre con una sonrisa.

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